Tenemos que ahorrar energía y recursos del medio ambiente, sea por economía, sea por ecología.
Desde las empresas o entidades suministradoras municipales, estatales o privadas no se fomenta de manera notable ninguna de estas dos formas de ahorro. Cada vez hay más impuestos fijos que acabas pagando, gastes una o mil unidades de energía, y las subvenciones, estatales o autonómicas, nunca llegan a suponer un auténtico ahorro, bien porque se evaporan en aumentos de precios por parte de las empresas, bien porque las condiciones necesarias para acceder a la subvención son imposibles o están especialmente diseñadas para quedar desiertas.
Aun así, tenemos que concienciarnos de adquirir hábitos de ahorro energético. Cada uno de nosotros, de forma particular, puede hacer mucho para reducir el consumo de energía, sabiendo que hay que ahorrar energía…
Para conseguir un planeta cada vez más sostenible.
Para que las generaciones futuras puedan disfrutar de un mundo lo más habitable posible.
A pesar de la mala promoción y colaboración de los gobiernos para conseguirlo.
Aunque nuestro vecino despilfarre diez veces más de lo que yo ahorro, simplemente porque puede pagarlo.
A pesar que los municipios no gestionen correctamente los mecanismos de reciclado y purificación de residuos.
Aunque sé que en mi recibo no va a suponer un ahorro muy notable.
Sin esperar el agradecimiento de nadie, simplemente porque soy responsable como habitante y usuario del planeta.
Admitiendo las risas de amigos y vecinos al ver la ingente tarea que te supone tu particular ahorro energético.
Porque me he concienciado que he de hacerlo y no por dar una imagen alternativa o moderna.
Porque a pesar que no suponga un ahorro económico impresionante, he de pensar que muchos pocos hacen un mucho y es una forma más de ahorrar.
Y… algún motivo más habrá para ahorrar energía, pero al final es una cuestión de conciencia particular de cada uno.
Cuando estás realmente convencido que debes ahorrar energía no te importa nada de lo que te digan o hagan para impedir tu tarea. Cuando empiezas a ahorrar te das cuenta que es una cuestión de hábito y el hábito se hace sin pensarlo, sin que suponga un esfuerzo extra o una pesadez. Yo empecé a ahorrar energía buscando un ajuste económico, pero al final acabé haciéndolo por una cuestión ecológica.
Vamos a repasar los consejos que se dan desde entidades gubernamentales a través de los medios de comunicación y a demostrar que algunos son ridículos y otros se pueden mejorar notablemente.
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